Tortura y sadismo

Siempre me has visto como un Ama elegante, relajada. Incluso hay momentos en los que te trato como si fueras una persona. No te engañes. Tú no eres una persona, eres un patético perdedor al que voy a ordeñar a mi antojo, un adicto que nunca dice no. Y tampoco te engañes
conmigo: bajo mi apariencia, se esconde una fiera. Solo rasca un poco y vas a encontrarme.
Si eres un masoquista, ya sabes a lo que me refiero. Buscas dolor, buscas castigo, y lo vas a tener. Rompiendo tus límites, llevándote donde nadie te ha llevado. Vas a gritar de dolor y de placer, porque todo lo que duele te gusta. ¿Verdad, perro? Disfruto teniéndote a mi merced,
indefenso, viendo como te asustas cuando ves las ganas de destrozarte que despiertas en mí. Quizá tu no te definas como masoquista, buscas más el lado psicológico de la dominación, te gusta que te humille, que te insulte, que me quede con todo tu dinero. Jajaja. Mira, cuando te
tengo ahí, comiendo en mi mano, con tu cerebro bien lavadito, puedes llegar a hacer todo lo que yo quiera. Y yo siempre quiero más. Sabes que no te vas a negar. Sabes que tus súplicas, que tus lloriqueos, que tu falta de valentía para entregarte totalmente me importa una mierda.
Tal vez lo haga, tal vez no. Nunca lo sabrás. Hasta que llegue ese momento en el que te verás
sufrir por y para mí. No tengas ninguna duda.


Te va a doler, pero sabes que por mí debes hacer sacrificios, cualquiera que yo te pida. No significas nada para mí, eres una cucaracha para pisar, para sentir todo mi poder. ¿Sabes? A veces me va a apetecer castigarte solo por el placer de hacerlo. Para comprobar hasta que punto he anulado tu personalidad y regocijarme con ello. Voy a hacerte chillar de dolor porque tu cuerpo me pertenece y porque ya tú ya solo lo usas para darme placer. Vas a terminar suplicando más y más, vas a acabar domado a ostias, vas a llevar las marcas que te deje con orgullo, con el orgullo de servirme. Te voy a marcar como un animal. Y vas a tener que demostrarme que sirves para aguantarlo.

 

Vas a empezar pinchándote con una simple alfiler en alguna parte discreta, delante de mí. Vas a apagarte cigarrillos donde yo te diga, a ver qué le dices luego a tu mujercita. Te voy a hacer llevar durante un día entero pinzas en los huevos para que recuerdes que los tienes, jajaja. Me excita pensar en eso: tu malestar continuo, tus ganas de venir a por más. Recordando a cada momento que me perteneces y que solo vales para torturarte y sangrarte como a una pieza de caza.
Todo esto solo es el principio. Voy a destrozarte. Puedo ser muy retorcida. Mucho. No tengo límite . ¿Lo tienes tú?

 

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