Era la primera vez que iba a conocer en persona a Ama Sonia, y aunque no lo sabía entonces, su vida iba a dar un giro de 180 grados hacia su verdadero destino, hacia ella.
Roberto llegó nervioso y con mucho tiempo de antelación a la cita, que amablemente le había concedido Ama Sonia para presentarle sus respetos. Las condiciones eran claras: 100€por 10 minutos de presentación y más le valía impresionarla o no volvería a saber de ella jamás.
Plantado frente al portal de casa repasó concienzudamente el discurso que se había preparado y memorizado para decirle a Ama Sonia cuando, sin previo aviso, recibió el OK que le dio un vuelco al corazón y a sus 5 sentidos. Subió, y decidido, cruzo la puerta que estaba entreabierta para que pasase y entonces la vio, sentada con las piernas cruzadas y una mirada intensa que le atraparía para siempre, y se paralizó.


– “¿Qué pasa, no vas a decir nada?” Sentenció Ama Sonia. – “Di-di-disculpeme se-señora.” – “Madre mía, si pareces un conejillo asustado. Venga di lo que tengas que decir o márchate.” – “Si señora, mire me llamo Roberto y tengo 29 años. Soy de aquí de Valencia y siempre he soñado con ser poseído por una mujer como usted que me…” – “YA BASTA” dijo Ama Sonia, “llevas 30 segundo en mi casa y ya me estás aburriendo, desnúdate inmediatamente.”

Roberto no entendió nada pero se apresuró a cumplir con sus deseos y se quitó toda la ropa que llevaba.
– “Bien, ahora sal a la terraza y espera allí” Dijo sensualmente Ama Sonia. “Yo voy a salir un rato con mis amigas y no quiero que toques nada ¿entendido?” – “Si mi señora” Fue todo lo que pudo contestar.

Una vez fuera Roberto fue consciente de que se le podía ver allí desde muchos sitios (otros balcones, la calle etc…) Pero Ama Sonia le había dejado atrapado.
Al volver Ama Sonia tras 2 horas y media se encontró a Roberto sentado en una silla de la terraza, lo que la indignó: “¡TÚ, IMBÉCIL! ¿ACASO TE CREES CON DERECHO DE PONER TU SUCIO CULO DE PERRO EN UNA DE MIS SILLAS?. PONTE DE RODILLAS MAMARRACHO” le gritó mientras Roberto no sabía ni que hacer.
Una vez en su posición natural de sometido, Ama Sonia le dijo las dos únicas condiciones que tenía para poder ser un perrito de su manada: Obedecer siempre, sin ningún tipo de excusas y no volver a sentarse en una silla delante suya, jamás adoptaría una posición de igual en su presencia.

Tras eso, le expulso de su casa desnudo mientras le arrojó la ropa por las escaleras, además se llevó una cuota semanal de 250€ que entregaría en un sobre en el buzón de su nueva señora todos los lunes a primera hora. Ah bueno y una sonrisa de oreja a oreja que nunca volvió a experimentar con nadie que no fuese su diosa, Ama Sonia.